Erotic fiction in Spanish and English. Scroll down for English translation — Ficción erótica en inglés y en español. Desplaza el botón hacia abajo para la traducción a inglés.
Vi luz en la cocina y me extrañó, yo no la había dejado encendida así que fui a apagarla y allí estabas, de espadas a mi con un picardías semi transparente que dejaba ver la forma de tu espalda, unas culote, como tu las llamabas, a juego, y unas medias del mismo color que te llegaban hasta la mitad de esos muslos que tantas veces había besado en mis sueños.
Me oíste llegar y te giraste con dos mojitos ya preparados, sonriéndome mientras me decías, te debía uno y tu siempre has querido ver como me quedaba este conjunto, y he pensado que ya que te habías dejado las llaves en la última reunión que mejor que traértelas a casa y darte una sorpresa.
Me ofreciste la copa y brindamos mirándonos. Di un sorbo mientras tu saboreabas el tuyo mirándome fijamente y me cansé, me cansé de soñar contigo, me cansé de desearte por las noches, me cansé de imaginarme como sabrían tus besos y dejando la copa encima de la mesa me acerqué a ti, te aparté la bebida y te bese. Un beso con miedo, con pasión, con deseo, un beso que llamaba a tu puerta esperando respuesta.
Nuestros labios se rozaron, parando el tiempo, se alejaban y se volvían a rozar, cada vez más fuerte. Mi lengua lamía tu labio, descubriendo el sabor que ya había construido en mis fantasías, abriendo tu boca y entrando en ella. Atrape tus labios para chuparlos, para sentirlos míos, y por fin, con tu boca entreabierta, mi lengua entro en tu boca y tu saliva y tu lengua dejaron de ser tuyas y pasaron a ser mías.
Me separé para mirarte, para estar seguro que no era un sueño y allí estabas, sonriendo y con un gesto cargado de intenciones te desabrochaste el picardías dejando al aire tu vientre. Me arrodillé delante tuyo y bese tu ombligo, bajando hasta el borde del colute y notando el aroma a sexo que surgía de ti. Me aferré a tus caderas con mis manos y besaba como si se fuera a acabar el mundo, bajándote la ropa y lamiendo justo hasta la frontera de tu sexo.
Me fui incorporando, subiendo por ese vientre con marcas de mi boca, camino a tus pechos, esas pequeñas joyas de placer que quería sentir. Su forma, su textura, notar tu pezon como si fuera una rama azotada por el viento, pero no era el viento, era mi lengua que lo cubría, lo mojaba, era mi boca que lo chupaba, lo mordía y lo hacía ponerse cada vez más duro, cada vez más grande.
Subí hacia tu cuello, sintiendo tu piel que olía a una mezcla de paraíso y tentación, ese cuello largo que unía tu cerebro con ese cuerpo que me había hecho estremecer todas estas noches solitarias y finalmente volvía tu boca, haciéndola mía de nuevo, con pasión y con ansia mientras mis manos recorrían tu espaldas y te cogían fuerte por las nalgas, sintiéndolas entre mis dedos.
Te cogí de la mano y te lleve a mi habitación, te senté en el borde y me bajé el pijama, dejando al descubierto mi excitación. Lo acariciaste con una mano, despacio, mientras con la boca le dabas besos, la levantabas y desde la base comenzaste a lamerla hacia la punta, una y otra vez. Me miraste y me cogiste por las caderas, mi polla en el aire y tu boca se acercó a ella, y como si fuera un caramelo diste cuenta de la punta, mojándola, cada vez más adentro, cada vez mas profundo. Estaba totalmente dura y lo sentías en tu boca, cada vez más grande, abrías la boca y se deslizaba dentro de ti, y chupabas con fuerza y unos gemidos se escaparon de mi boca.
No quería acabar aquí, me aparté y me arrodille delante tuyo y comencé a besarte la parte interna de los muslos mientras con la mano te hacía que te tumbaras. Estabas aquí, y hoy serías mía, solo mía. Me boca subía por tus piernas y me acercaba a tu sexo, mi mejilla sentía el calor que desprendías, y cada vez me acercaba más, más cerca de la fuente de ese calor y esa humedad.
Con las dos manos te levante y te separé la piernas sujetándote fuerte, tu sexo aparecía ante mí, perfecto y maravilloso. Paseé mi lengua desde tu culo hasta tu clítoris, despacio, apretando con fuerza para que la notaras. Te abrías ante mi paso y mi lengua viajaba profunda, te lamía hasta hacerte gemir.
Un dedo te empezó a acariciar, presionando con fuerza y mi boca empezó a lamerte el culo, prieto, duro, fantástico, dejándotelo todo empapado de mi. Volví a tu sexo, a bebérmelo todo, a limpiar la humedad que salía de ti, notando como tu clítoris estaba cada vez más hinchado, más rojo, más duro. Lo atrapé con la boca mientras un dedo se hundía en ti, abriéndote despacio. Te lamía con fuerza ese pequeño botón y mis dedos viajaban dentro de ti haciendo que tu respiración fuera cada vez más intensa, con la otra mano, baje a tu culo y empecé a meterte un dedo.
Te sentías llena, estaba dentro de ti, te estaba comiendo con pasión y con fuerza, notabas mi lengua como te volvía loca y mis dedos salían y entraban dentro de ti sin darte tiempo a recuperarte, y el corazón te latía como un loco. Saque mis dedos y los use para abrir tu sexo más todavía, y volví a lamerte el clítoris, notabas mi lengua como te estaba arrancando un orgasmo, que estabas totalmente abierta y entregada a mí, y entre jadeos. Sentías mis dedos pellizcarte los pezones y te volvías loca, los gemidos eran cada vez más intenso hasta que al final cerraste las piernas sobre mis hombros dejando que un orgasmo te hiciera temblar todo el cuerpo, gimiendo cada vez mas alto, cada vez más fuerte.
Te bese un muslo, y luego el otro y te di la vuelta en la cama. No quería que te fueras tan rápido y comencé a besarte por los hombros, dando tiempo a que recuperaras la respiración, bajando por tu columna vertebral, besándote todo el culo, las nalgas, las piernas y cuando estaba cerca de los pies, volvía a subir dándote de nuevo un masaje recuperador.
Me puse de nuevo entre tus piernas, tu seguías boca abajo y te cogí por las caderas, obligándote a poner a cuatro patas. La imagen me excito más de lo que pensaba, tu espalda, tus hombros, tu apoyada en la cama, tu culo delante mío, tu sexo dispuesto. No me lo pensé y te metí la polla hasta el fondo, sin esperar, cogiéndote por las caderas y empujando con toda mi alma. Mi polla entro fácil, estabas todavía mojada, y el ruido de nuestras caderas llenaba el ambiente, me estaba volviendo loco, tu empezaste a gemir también, cada vez más intenso, más potente, nuestros gemidos entrecortados y un gemido recorrió tu cuerpo de nuevo dándote un orgasmo de nuevo en mi cama, que ahora sería siempre nuestra cama.
No quería parar, pero me quería morirme contigo ahora mismo, y no se porqué saque mi polla de tu coño, y la pasee por tu culo y empecé a empujar, tu no te negaste, lo relajaste para mi y empezó a entrar. Me quería morir, me encantaba, era prieto, duro, y notaba como estaba entrando en ti, cada vez más adentro, con cariño, con suavidad, aprovechando que estaba totalmente empapada de ti.
Poco a poco entró toda dentro y sentías que te partía en dos, que no cabía nada más en ti, pero un golpe de cadera te convenció que no y todo mi sexo se deslizo dentro de ti. Nunca habías sentido nada como esto, entraba en tu culo y salía con fuerza y una mano empezó a masturbarte el coño. Los sentimientos mezclados te llevaron cabalgando a ese orgasmo inesperado, haciéndote temblar y tensando el culo que notaba que tenía mi toda mi polla dura dentro y un orgasmo como no recordabas te hizo gritar de placer mientras yo, gimiendo me vaciaba dentro de ti.
Cansados y agotados, nos quedamos en la cama abrazados mirándonos, amándonos con los ojos y sonriendo por los muchos momentos que compartiríamos y nos harían felices, tanto vestidos como desnudos.
I saw a light in the kitchen and I was surprised, I hadn’t left it on. So there you were, with your back turned to me, wearing a semi-transparent babydoll that allowed me to make out the shape of your back, some matching shorts, as you called them, and hold-ups of the same color that ended just about the middle of those thighs I had dreamed of kissing so many times.
You heard me coming and turned around. You had two mojitos ready and, with a smile on your face, you said: “I owed you one of these and you have always wanted to see how this lingerie set fits. I thought that as you left the keys last time we met, I’d better bring them over and give you a surprise.”
You offered me that drink and we made a toast, peeking at each other. I took a sip of the drink as you savored yours while returning the stare with such intensity that I had enough, enough of dreaming of you, enough of wanting you by my side at night, enough of imagining what your kisses would taste like. Leaving the glass on the table I moved closer to you, put your drink aside and kissed you. It was a fearful, passionate, long-overdue kiss, knocking on your door and waiting for your answer.
Our lips brushed against each other’s for a comfortable period of time. We slowly broke away and then we brought our lips together again until we joined as one. My tongue licked your lip, discovering the taste I had already imagined in my fantasies, slightly opening your mouth and slipping inside. With my lips I locked yours to suck them, to make them mine, and at last, once you opened your mouth wider, my tongue felt invited inside for a little exploration. Your saliva and tongue were no longer yours, they were mine.
I backed away to check you out, to make sure all of this was not a dream and there you were, smiling at me, undoing the babydoll ribbons and exposing your belly in a gesture packed with intent. I knelt in front of you and kissed your navel, then went all the way down to the shorts’ borders, noticing the sexual scent emitted by you. I grasped your hips with my hands and kept on kissing as if the end of the world was about to happen, pulling your underwear down, licking you all the way down, stopping just short of your sex.
I raised my head up to your belly covered with hickeys on the way to your breasts, those little jewels bursting with pleasure that I wanted to feel. I noticed their shape, their texture, how your nipples reacted as when wind makes the branches of a tree dance, but it was not the wind triggering your nipples’ stimulation, it was my tongue covering and licking them, my mouth sucking them, nibbling them and getting them harder and harder, and bigger as well.
I moved up to your neck, feeling your skin that smelled of a mixture of paradise and temptation, that long neck uniting your brain and that body that had made all my senses quiver all those lonely nights. Finally I went back to your mouth, making it mine again with a passion and drive while my hands roamed over your back and held you tightly by the ass cheeks, squeezing them between my fingers.
I took your hand and led you to my bedroom. I made you sit down on the edge and pulled down my pajamas, exposing my excitement. You took hold of it in one hand and caressed it, slowly, while kissing it with your mouth, lifting it and sucking it all the way from the base to the tip, over and over again. You stared at me and grabbed me by the hips. My cock was in the air and your mouth moved closer to it. You sucked the end as if it were hard candy and then your mouth took it deeper and deeper. My cock was completely hard and you could feel its hardness in your mouth. It was becoming increasingly bigger and as you opened your mouth wider it slid inside you and you sucked it hard. I let out an involuntary groan of pleasure.
I didn’t want this to stop there so I broke away. I knelt in front of you and started kissing the inner part of your thighs while pushing you down. You were here so tonight you would be mine and only mine. My mouth covered your legs in kisses, going all the way up to your sex. My cheek could feel the heat coming from there and I got closer to that source of warmth and wetness.
I lifted you with both hands and made you spread your legs while holding you tight. I could see your perfect and wonderful sex in front of me. I slid my tongue slowly from your ass to your clitoris, pressing hard enough for you to feel it. Your pussy opened allowing my tongue to get deep inside and suck you hard enough to make you moan.
I began to caress you with one finger, pressing hard while my mouth began to wet-kiss your firm, hard and fantastic ass until everything became soaked with my saliva. I moved back to your sex and licked it, lapping up all the moisture arising from you, noticing how your clitoris became more swollen, redder and harder. I trapped it with my mouth while sticking a finger into you to make you gradually open wider. I sucked that little button hard while my fingers travelled inside you. I noticed your breathing becoming more and more intense. With my other hand I went down to your ass and began to stick a finger in there.
You felt full. I was inside you, eagerly eating you with a passion. You felt how my tongue was driving you crazy and how my fingers got inside you and out without giving you enough time to recover. Your heart was pounding like crazy. I got my fingers out, used them to open your pussy even wider and licked your clitoris once again. You could feel my tongue as it was giving you an orgasm. You were wide open, completely mine and gasping. You could feel my fingers pinching your nipples and that drove you crazy. Your groans became more and more intense until you eventually closed your legs over my shoulders, allowing an orgasm to make your whole body tremble and your groans become increasingly louder and long-lasting.
I kissed one of your thighs and then the other, and I made you turn over on the bed. I didn’t want you to leave so soon so I began to kiss your shoulders, giving it enough time to allow your breathing pace to recover, going down your spine, kissing your ass all over, your cheeks, your legs and when I got close to your feet I went all the way up again, giving you a relaxing massage.
I positioned myself between your legs once more. You were still facing down and I grabbed you by your hips, making you get on all fours. The sight of your back, your shoulders, watching you leaning on the bed, with your ass in front of me and your pussy ready was more exciting than I’d even expected. I thought no more and got my whole dick inside you without holding back, grabbing you by the hips and pushing through with all my soul. I easily shoved my entire cock inside you at once, you were still wet, and I could hear the sound it made as we moved our hips filling the air. All of this was driving me crazy. You started to groan as well, louder and stronger every time. One of our combined staccato groans went through your body again giving you a new orgasm in my bed, which would from now become our bed.
I didn’t want to stop. I wanted to die with you at that moment. And I don’t know why I took my cock out of your pussy, stroked your ass with it and started pressing it. You did not refuse, you relaxed it for me and part of my cock managed to get in. I wanted to die. I just loved it. It was firm, hard and I felt how it continued to go in, deeper inside, lovingly, gently, making the most of your juices.
Slowly but surely I stuck my whole dick in and you felt like you were being torn apart, like there was no room for anything else inside you. A hip twist convinced you that it was not the case so all my sex slipped inside you. You’d never felt anything like this before. It penetrated your ass, it came out with boosted force and a hand began to stroke your pussy. Mixed feelings took you riding to that unexpected orgasm that made you tremble. Stretching that ass that could feel my whole hard cock inside gave you the best orgasm ever and made you scream with pleasure while I, moaning, unloaded myself inside you.
Tired and exhausted we stayed in bed hugging each other, lovingly looking at each other and smiling at the many good times we would share from now on that would make us both happy, dressed or undressed.